Sighting

El 8 de agosto, tenía un vuelo programado de Lisboa a Paris, y como suele ocurrir, el tiempo se convirtió en mi peor enemigo. Me retrasé en el camino al aeropuerto. La prisa se apoderó de mí mientras corría por el aeropuerto, fue en ese momento cuando un acto de bondad que me sorprendió, un joven desconocido que, como yo, se dirigía a París en otro vuelo, notó mi situación apurada y sin dudarlo, me cedió su lugar en la fila de seguridad para que pudiera pasar más rápido. Estaba tan concentrada en la urgencia que no tuve la oportunidad de agradecerle.
Esa acción me recordó la generosidad y amabilidad que aún existe en el mundo. Aunque no tuve la oportunidad de expresar mi gratitud en ese instante, estoy agradecida por ese gesto desinteresado. No sé quién eres, pero si alguna vez lees esto, quiero que sepas que tu bondad hizo una gran diferencia en mi día.